No te imaginas lo divertido que me ha resultado preparar este post. He rebuscado por la red las imágenes que respondieran justamente a cada uno de los objetos que quería representar y….lo conseguí. En algunos casos no ha sido nada fácil, no te creas…incluso alguna de las fotos es bastante mala.
No sé bien por qué me acordé de aquellas muñequitas vestidas de soldado, con corneta y todo, que los muchachos que estaban haciendo la mili regalaban a sus novias cuando yo era pequeña y empecé a pensar en todos esos objetos espantosos que nos rodeaban, que eran elementos casi fijos de decoración en las casas de padres, abuelos, vecinos, seguro que los vas a recordar, seguro… Los encontrabas sobre la televisión, en aparadores, mesitas y siempre reposando sobre el indispensable tapetito de ganchillo.
Ahí están: la bailaora de flamenco, el relieve con la Sagrada Cena, el torito de plástico con esas banderillas enormes, el tapiz moruno enmarcado que ocupaba una pared casi entera de tantos comedores (abrumador), la consabida muñequita-soldado, la virgen luminiscente, esa parejita de “bucólicos” pastorcitos del XVIII, la inevitable lata de lunares de Cola-Cao (¿habría alguna cocina en España que no tuviese su propia colección?) y, como no, el Quijote, que aquí presento en su versión más “fisna” del tampoco evitable LLadró o imitación barata…,
¿A que si, a que te suenan todos, a que los estás ubicando en tu memoria? Pues claro. Y si se te ocurre alguno más, me lo dices y aumentamos la colección.
No sé bien por qué me acordé de aquellas muñequitas vestidas de soldado, con corneta y todo, que los muchachos que estaban haciendo la mili regalaban a sus novias cuando yo era pequeña y empecé a pensar en todos esos objetos espantosos que nos rodeaban, que eran elementos casi fijos de decoración en las casas de padres, abuelos, vecinos, seguro que los vas a recordar, seguro… Los encontrabas sobre la televisión, en aparadores, mesitas y siempre reposando sobre el indispensable tapetito de ganchillo.
Ahí están: la bailaora de flamenco, el relieve con la Sagrada Cena, el torito de plástico con esas banderillas enormes, el tapiz moruno enmarcado que ocupaba una pared casi entera de tantos comedores (abrumador), la consabida muñequita-soldado, la virgen luminiscente, esa parejita de “bucólicos” pastorcitos del XVIII, la inevitable lata de lunares de Cola-Cao (¿habría alguna cocina en España que no tuviese su propia colección?) y, como no, el Quijote, que aquí presento en su versión más “fisna” del tampoco evitable LLadró o imitación barata…,
¿A que si, a que te suenan todos, a que los estás ubicando en tu memoria? Pues claro. Y si se te ocurre alguno más, me lo dices y aumentamos la colección.
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