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domingo, 15 de junio de 2014

Espinho: praia, redes e moliçeiros (y II)

... Continuación...




Sigo fotografiando esas redes que el sol dorado de la tarde matiza de colores y contrastes, mientras las sombras de los moliçeiros van estirándose en la arena...


                             




La curva de la proa se recorta en colores intensos sobre un cielo tranquilo y azul...










.. que horas después oscurece un frente de borrasca atlántica llenándolo de nubes preñadas de agua...










Y el atardecer se hace ya casi noche... y la "saudade" me trae la voz de esa mujer que cantó el fado a corazón y garganta abiertos y que cuenta que "el fado nació un día en la proa de un velero, en el pecho de un marinero que estando triste cantaba"...





sábado, 7 de junio de 2014

Espinho: praia, redes e moliçeiros (I)





La pasada Semana Santa -si ya sé que voy un poquito retrasada en esto de actualizar entradas...- la celebré como más me gusta... regresando al mar. Esta vez era el mar grande, el Océano Atlántico, y la costa la del querido querido país vecino de aquí al lado, al otro lado de la "raya": Portugal.

La ciudad de Espinho ya apareció en estas mareas hace tiempo, con un reportaje sobre su encantador y variopinto mercado. Situada a mitad de camino entre Aveiro y Porto lo que fue un pueblo marinero es ahora una ciudad de servicios, pequeños comercios y hoteles para el disfrute vacacional y playero.




 Esta vez el tema que atrapa mis ojos y mi cámara es su larga y espaciosa playa y los aparejos y barcos que reposan en ella, junto al pequeño barrio de pescadores, en el extremo sur de la playa.




¿Por qué me fascinan tanto esas redes amontonadas en la arena? No me canso de fotografiarlas en esas magníficas composiciones de texturas y colores que surgen del azar...







Estas peculiares embarcaciones de proa y popa elevadas y curvas, típicas de Aveiro y sus contornos, son los "moliçeiros". Se llaman así porque con ellos se recogía el "moliço", una especie de alga que se utilizaba como fertilizante agrario. Cuando no están faenando descansan sobre la playa alegrándola con sus vivos colores y su airosa estampa.




Y junto a las embarcaciones cabos y aparejos esperan al sol el momento de volver al océano para recoger sus frutos ocultos, esos frutos que son la vida para los pescadores







... Continuará ...