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miércoles, 27 de marzo de 2013

Valldemossa / Mallorca (I)

 
 
 
  Desde S´Esgleieta -en dirección Norte desde Palma de Mallorca- llegamos a Valldemosa siguiendo un profundo valle. Estamos en la vertiente sur de la abrupta Sierra de Tramuntana y cuando el valle se abre entre las montañas la vista de esta preciosa población nos transmite calma y tiempo detenido.
 
 

 
 
Mientras nos acercamos los huertos nos reciben con una primavera prematura que, a finales de enero, hace que las mimosas estallen de amarillo...
 
El origen de Valldemossa pudo ser una alquería árabe dedicada al cultivo de almendros y olivos, cultivos que se mantienen con esmero por los actuales pobladores.
 
 
 
 
El perfil airoso de la torre de la Cartuja domina la vista del pueblo. En ella pasaron el invierno de 1938 Chopin y George Sand, siendo su estancia en Valldemosa muy inspiradora para el músico y la escritora.
 
 
 
 
 Bien conocida por su Cartuja, Valldemossa es mucho más... Ciertamente inspiradora en cada uno de sus rincones, de sus calles empinadas
 
 
 
 
en su arquitectura de elementos constructivos puramente mediterráneos...
 
 
 
 
en la belleza de su entorno de huertos, bosques y rocas
 
 
 
 
 
en el sencillo y delicado cuidado con que sus gentes embellecen los muros.
 
 
 
 
en el sol  que juega en los relieves y en los volúmenes de piedra dorada
 
 
 
 
 
 
 
 
La Iglesia de San Bartolomé fue construída en el siglo XIII y su torre, de más reciente construcción, asoma sobre las casas
 
 
 
 
Son tantos los detalles que me sugieren una fotografía que te invito a una segunda visita a Valldemossa. Será pronto...
 
 
 
 
 
.... Continuará...

sábado, 23 de marzo de 2013

Para Siempre... Bebo Valdés






Turbio fondeadero donde van a recalar,
barcos que en el muelle para siempre han de quedar...
Sombras que se alargan en la noche del dolor;
náufragos del mundo que han perdido el corazón...
Puentes y cordajes donde el viento viene a aullar,
barcos carboneros que jamás han de zarpar...
Torvo cementerio de las naves que al morir,
sueñan sin embargo que hacia el mar han de partir...

¡Niebla del Riachuelo!..
Amarrado al recuerdo
yo sigo esperando...
¡Niebla del Riachuelo!...
De ese amor, para siempre,
me vas alejando...
Nunca más volvió,
nunca más la vi,
nunca más su voz nombró mi nombre junto a mí...
esa misma voz que dijo: "¡Adiós!".

Sueña, marinero, con tu viejo bergantín,
bebe tus nostalgias en el sordo cafetín...
Llueve sobre el puerto, mientras tanto mi canción;
llueve lentamente sobre tu desolación...
Anclas que ya nunca, nunca más, han de levar,
bordas de lanchones sin amarras que soltar...
Triste caravana sin destino ni ilusión,
como un barco preso en la "botella del figón"...


Música: Juan Carlos Cobián
Letra: Enrique Candicamo