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martes, 28 de enero de 2014

Pueblos de la Sierra de Gata /Cáceres (I)

 
 
 
Así, con buen sol veraniego, iniciamos un recorrido por algunos de los preciosos pueblos salpicados en el espléndido entorno natural de la Sierra de Gata.
 
La Sierra de Gata es uno de los tramos más occidentales del Sistema Central y marca los límites entre el Sur de Salamanca (comarca del Rebollar) y el Norte de Cáceres. Al Este se encuentran las Hurdes (en la vertiente sur de la Sierra de Francia) y al Oeste, ya en Portugal, la Serra Malcata.
 
Nos alojamos en un antiguo convento -hoy transformado en tranquila y agradable Hospedería- desde el que tenemos esa espléndida vista de San Martín de Trevejo.
 
Bajo un sol ardiente de mediados de agosto que hace brillar la cal y sestear a los gatos, vamos a perdernos por calles y plazas y a dejarnos sorprender...
 
 
 
 
¡Qué tiempos aquellos de la peseta! ahora parecen ya tan lejanos -y más aquellos en que una multa eran ¡5 pesetas!-... pura Historia...
 
 
 
 
Viejas puertas y cerraduras... uno de mis "vicios" fotográficos, ya sabes...
 
 
 
 
 
 
La cultura tradicional y sus ingeniosas y prácticas soluciones. Cierre para la puerta de la cuadra, en la parte baja de la casa
 
 
 
 
Curioso este relieve en una fachada, con su doble concha
 
 
 
 
Calles empinadas y casas con entramados de madera en las fachadas.
 
 
 
 
 
 
 
A uno y otro lados del dintel de una puerta estos personajes -parecen simplemente un hombre y una mujer- llevan mirándose así de fijamente muchos años...
 
 
 
 
 
 
 
Exuberantes y cuidadas macetas aportan frescor y color en este mediodía tórrido...
 
 
 
 
... Continuará...

domingo, 19 de enero de 2014

Iglesia de San Martín / Frómista (Palencia)

 
 
 
Los peregrinos que a lo largo de los siglos han seguido y siguen el "Camino Francés" -que partiendo de Saint Jean Pied de Port llega hasta Santiago y más allá, hasta el Finisterre- tienen en Frómista lugar de reposo y disfrute románico. Para mí es una deliciosa parada-y-refrigerio en mis escapadas a tierras cántabras.
 
La Iglesia se yergue en toda su armonía de ábsides, canecillos y arcos de medio punto en un espacio abierto y se destaca dorada sobre un cielo castellano de añil.
 
Desde su capitel nos mira este personajillo que parece un mono curioso controlando quien entra o sale...
 


 
En el interior se escucha un silencio profundo de piedra y la luz  y la sombra dibujan líneas, curvas y volúmenes exquisitos.
 
 
 
 
Nos envuelve una de las joyas europeas del románico. Se construyó en el siglo XI y si magnífica es su obra arquitectónica no lo es menos las labores de los canteros en los relieves que cincelan los capiteles.
 

 
 
Escenas bíblicas, representaciones simbólicas de los pecados... la función didáctica de estos relieves era dar a conocer y recordar a un pueblo analfabeto la doctrina y las historias de los textos a los que sólo tenían acceso los monjes.
 

 
 
Las tres naves propias de la planta basilical están rematadas por ábsides. En la confluencia de las naves se eleva un cimborrio octogonal que vierte luz sobre el crucero.
 


 
 

 
La nave central culmina en un ábside escueto y luminoso presidido por una imagen de Cristo crucificado del siglo XIII.
 
 

 
Encantadora esta representación de Adán y Eva en el Paraíso ante las tentadoras manzanas seducidos por esa maliciosilla serpiente...
 
 

 
Antiguos herrajes y cerraduras refuerzan y guardan las viejas puertas
 
 
 
 
La cabecera del templo con sus ábsides y el cimborrio octogonal se recorta bellísima mientras nos alejamos...