
"Allá arriba el albatros cuelga inmóvil en el aire
y en la profundidad, bajo las onduladas olas,
en laberintos de cuevas de coral,
el eco de la marea lejana
viene susurrando a través de la arena
y todo es verde y submarino.
Y nadie nos llama a la tierra,
y nadie conoce el dónde y el por qué
pero algo se mueve, y algo intenta,
y escala para subir hacia la luz.
Extraños pasean por la calle.
Por casualidad dos miradas separadas se encuentran.
Y yo soy tú y lo que miro soy yo
y te llevo de la mano
y te llevo a través de la tierra
y me ayudas a entender lo mejor que puedo
Y nadie nos llama para seguir adelante.
Y nadie nos fuerza a bajar los ojos.
Y nadie habla y nadie intenta
y nadie vuela alrededor del sol.
Todos los días apareces ante mis ojos despiertos
invitándome e incitándome a ascender.
Y a través de la ventana en el muro,
fluyendo en las alas de la luz del sol,
un millón de brillantes embajadores de la mañana.
Y nadie me canta canciones de cuna.
Y nadie me hace cerrar los ojos.
Y atravieso la amplia ventana
y te llamo a través del cielo"