
Cerca de Luarca, entre Cabo Vidio y Cabo Busto, asentado en la rasa costera que cae al mar en acantilados, Cadavéu fue en otros tiempos puerto ballenero.
Esta pequeña parroquia del Concejo de Valdés fue transformando con los años su carácter agrícola y ganadero y convirtiéndose en lugar de veraneo. Pero de veraneo de los de "verdad", de aquellos que hacía la gente "acomodada" de primeros del siglo pasado, trasladándose toda la familia a la casona de la costa, servicio incluído por supuesto, y que se alargaba toda la estación en baños de mar, siestas, meriendas, tertulias y paseos.

En Cadavéu aún se respira ese aire tranquilo y perezoso. Conserva labores agrícolas y construcciones tradicionales junto a esas bellas casonas de lo que se llamó estilo "indiano" (por ser las que se hacían construir aquellos emigrantes de finales del XVIII y principios del XX que regresaban enriquecidos de las Américas) y otras de nueva construcción que han sabido mantener los elementos constructivos tradicionales.

El camino que lleva a la playa (una de las más bonitas de Asturias) desciende a través de un bosque de robles y castaños alfombrado del verde intenso de los helechos.

En una campa, al borde mismo de un acantilado de impresionante panorámica , la ermita de La Regalina es una referencia visual, como un faro, y escenario de una curiosa romería de antiguas tradiciones.
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