Hace unos días y de forma casual encontré un poema de Víctor Hugo (a quien hace tiempo traje a este Cuaderno por su obra "Los trabajadores del mar") que me fascinó, "Les pauvres gens" (las gentes pobres).
Es un largo poema dividido en varias partes y la segunda habla del pescador que sale con su barco en la noche oscura a un mar embravecido. Lo iba traduciendo y me iban embargando la soledad del marino inmerso en ese mar duro y misterioso, la soledad de la mujer que queda en la casa con los hijos...
... y poco después - a veces ocurren estas extrañas cosas- también casualmente, llegó a mí un vídeo con un fragmento del documental "Man of Aran" (Hombres de Aran) de Rober Flaherty, un cineasta estadounidense que en los años 20 y 30 del pasado siglo rodó los primeros documentales de la historia del cine (entre ellos quizás te resulte conocido "Nanuk el esquimal"). Las irlandesas Islas Aran se encuentran en la Bahía Galway y Flaherty rodó en ellas la vida cotidiana de sus habitantes, tan ligados al mar.
Me pareció que esos dos "hallazgos" compartían la misma esencia, contaban casi la misma historia, se complementaban perfectamente... y quiero compartirlos contigo...
El hombre está en la mar. Marino desde la infancia,
libra al destino sombrío una ruda batalla.
Lluvia o borrasca, es preciso que salga, es necesario que vaya,
pues los niñitos tienen hambre. Parte por la tarde
cuando el agua profunda salta los escalones del dique.
Gobierna él solo su barca de cuatro velas.
La mujer está en la casa, cosiendo las viejas telas,
remallando las redes, preparando el arpón,
vigilando el fuego donde hierve la sopa de pescado,
y rogando a Dios que los cinco niños se duerman pronto.
Él, solo, golpeado por las olas que siempre renacen,
entra en el abismo y entra en la noche.
¡Duro trabajo! Todo es negro, todo es frío, nada brilla.
En las rompientes, a través de las dementes oleadas,
el rincón bueno para la pesca ,y, en la mar inmensa,
el lugar móvil, oscuro, caprichoso, cambiante,
que le apetece al pescado de aletas de plata,
no es más que un punto, del doble de tamaño de su habitación.
Por ello, en la noche, en la lluvia y la bruma, en diciembre,
para rencontrar este punto sobre el desierto móvil,
¡qué necesario es calcular la marea y el viento!
¡qué necesario es combinar con seguridad las maniobras!.
Las olas se deslizan por la borda, serpientes verdes;
el remolino gira y retuerce sus enormes pliegues,
y hace quejarse de espanto las cuadernas asustadas.
Él, sueña con su Jeannie en el seno de los mares helados,
Y Jeannie llorando le llama; y sus pensamientos
se cruzan en la noche, pájaros divinos del corazón.
Lluvia o borrasca, es preciso que salga, es necesario que vaya,
pues los niñitos tienen hambre. Parte por la tarde
cuando el agua profunda salta los escalones del dique.
Gobierna él solo su barca de cuatro velas.
La mujer está en la casa, cosiendo las viejas telas,
remallando las redes, preparando el arpón,
vigilando el fuego donde hierve la sopa de pescado,
y rogando a Dios que los cinco niños se duerman pronto.
Él, solo, golpeado por las olas que siempre renacen,
entra en el abismo y entra en la noche.
¡Duro trabajo! Todo es negro, todo es frío, nada brilla.
En las rompientes, a través de las dementes oleadas,
el rincón bueno para la pesca ,y, en la mar inmensa,
el lugar móvil, oscuro, caprichoso, cambiante,
que le apetece al pescado de aletas de plata,
no es más que un punto, del doble de tamaño de su habitación.
Por ello, en la noche, en la lluvia y la bruma, en diciembre,
para rencontrar este punto sobre el desierto móvil,
¡qué necesario es calcular la marea y el viento!
¡qué necesario es combinar con seguridad las maniobras!.
Las olas se deslizan por la borda, serpientes verdes;
el remolino gira y retuerce sus enormes pliegues,
y hace quejarse de espanto las cuadernas asustadas.
Él, sueña con su Jeannie en el seno de los mares helados,
Y Jeannie llorando le llama; y sus pensamientos
se cruzan en la noche, pájaros divinos del corazón.
Si quieres ver la película entera (interesantísima la pesca del tiburón e impresionante temporal en los acantilados en los ultimos minutos !!!!):
http://www.youtube.com/watch?NR=1&v=ZXYC5Sv_fOQ&feature=endscreen
4 comentarios:
Preciosa entrada,Isabel, y si le añades la música de Carlos Nuñez y su "Pozo de Aran" mucho mejor.
Un abrazo.
Magnífica entrada!!!
Tanto texto como imágenes.
Parece mentira lo poco que han cambiado las cosas para algunos pescadores, en comparación con lo que ha evolucionado la vida.
Lo mal retribuida y atendida que en general está la gente de la mar y del campo, por lo que al final acabaremos comiendo productos de laboratorio.
Gracias por estas joyas, Isabel.
Gracias, Tejón. No sabía el título ni que la canción de Carlos Nuñez tuviese relación con estas Islas, pero de todas formas es una de los pocos temas suyos que no me gusta mucho (por una vez no coincidimos, jeje)
un abrazo
Tienes mucha razón, Nautijorge... trabajos absolutamente necesarios y tan poco valorados. Creo que te gustará ver la película entera. He puesto un link al final de la entrada que quizás no se ve muy bien... merece la pena, sobre todo la pesca de tiburones es impresionante. Me alegra mucho que te hayan entusiasmado tanto como a mi
Un abrazo
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