Llegamos al final de nuestro tiempo en Islandia. Aquí comenzó y aquí termina un viaje inolvidable circundando esta mágica tierra rodeada de Atlántico.
Reykjavik acumula un tercio de la población total del país, aunque sus habitantes son sólo 122.000 (unos 23.000 menos que los de mi pequeña ciudad de Salamanca).
Es una ciudad encantadora de grandes espacios abiertos, zonas verdes, donde la arquitectura ha conjugado armoniosamente modernidad y tradición. La perspectiva desde el lago Tjörnin, en pleno centro histórico de la ciudad, es así de bonita y junto a él se ubica el moderno Ayuntamiento.
Es fin de semana y ¡es verano!... la gente pasea por la ciudad y este simpático grupo de jovencísimos músicos ameniza con divertidas versiones la mañana soleada. Los islandeses son grandes aficionados a la música y muchos tienen conocimientos musicales y tocan algún instrumento.
La basílica de Cristo Rey es la catedral católica de la ciudad. Es de estilo neogótico y fue construida tras la segunda guerra mundial.
La inexistente noche de verano -es el final de junio y el sol desaparece bajo el horizonte sólo tres horas, entre las 24:00 y las 3:00, pero persiste una luz de atardecer hasta que vuelve a surgir - mantiene a la gente en la calle y llenan restaurantes y pubs en esta animada ciudad.
La presencia del arte, la cultura y la artesanía es una constante en la ciudad: salas de exposiciones, tiendas de productos artesanos, maravillosas librerías..
Los islandeses aman la cultura y son los lectores que más libros leen por año en el mundo!!! Pero no sólo eso,también es el país dónde más libros se publican por habitante.
Contar historias es una antigua tradición. Las "Sagas" escritas en los siglos XIII y XIV recogían las historias de las familias desde el inicio del poblamiento de la isla en los siglos X y XI. Otra tradición es regalar libros en Nochebuena y, después de la cena, pasar la noche leyendo en la cama.... ¡quizás esto explica porque este país es puntero en tantas cosas! ¡Me gustan los islandeses!
Este sencillo edificio es la sede actual del Alpingi, uno de los parlamentos más antiguos del mundo. En este país la sencillez y la confortabilidad van unidas, sin ostentaciones!
El frailecillo es uno de los iconos de este país y reclamo de locales comerciales.
La artesanía islandesa más tradicional es la relacionada con la lana: mantas, tejidos y las "lopapeysa", bonitos y cálidos jerseys tejidos a mano en lanas de distintos colores naturales con vistosas cenefas alrededor del cuello.
La cerámica, la talla de madera, la orfebrería presentan diseños y facturas muy interesantes...
Y si quieres llevarte un frailecillo a casa, te lo venden disecado!... Si, da un poco de grima, con lo simpáticos y bonitos que son! pero también te lo puedes comer, aquí es un plato habitual...
También el cordero, cómo no, es una de las bases gastronómicas del país junto con los productos del mar
Moverse por Islandia fuera de la carretera circular o de las secundarias que llegan a los más importantes núcleos de población no es sencillo y para muchos desplazamientos -sobre todo hacia el interior- se hacen necesarios estos potentes todoterrenos... del estado de las pistas por las que circulan da idea esta imagen
Como puedes ver, incluso en la zona más comercial y céntrica de la ciudad, los edificios son sencillos y de escasa altura. Tranquilidad, espacio y funcionalidad son las sensaciones que predominan al recorrer Reykjavik.
Algunas de estas calles más céntricas tienen un sistema de conducción de agua geotermal bajo las aceras para evitar que se congelen en invierno. También la calefacción y el agua caliente de los edificios se abastecen de estas aguas que surgen de la tierra a altísimas temperaturas.
Muchas de las casas son unifamiliares y disponen de un jardín... éste... cuidadísimo!
Desde las partes altas de la ciudad el mar sirve de fondo a la perspectiva de las calles...
... y es que el mar es el origen de Reykjavik... los primeros pobladores de la isla fueron navegantes noruegos que se establecieron en esta bahía
La actividad pesquera y comercial fueron históricamente muy importantes, así como la importancia estratégica y militar de la isla... también actualmente esto se refleja en la actividad portuaria, junto con la turística y deportiva
El Harpa es uno de los edificios emblemáticos de la ciudad. Enclavado junto al mar es un centro de conciertos y conferencias y sede de la Orquesta Sinfónica Nacional y la Ópera islandesas. Los volúmenes del edificio producen muy distintas perspectivas según el ángulo que toma el observador
Cada uno de sus cristales poliédricos refracta la luz y muestra uno de los colores que la componen y el efecto se duplica en su reflejo en el estanque
Desde el puerto salen excursiones para el avistamiento de ballenas y frailecillos. Nos habría encantado poder hacerlo pero ya se terminaba nuestro tiempo... será en otra ocasión!
"El viajero del sol" es otro de los iconos de Reykjavik... aproado al mar es un símbolo de libertad, de descubrimiento, de sueños por realizar...
Si eres un habitual de este Cuaderno ya sabes cómo me gustan el mar, los barcos, los puertos... estar aquí, en este puerto de esta ciudad cuyo nombre siempre me supo a norte, tan al norte, me emociona y me hace sentir que he logrado uno de mis sueños..
Una vieja imagen del puerto rememora aquellos veleros y aquellos valientes navegantes que se adentraban en el Océano Atlántico en busca del pescado o para intercambiar productos.
Dejamos el puerto y volvemos a la parte alta de la ciudad, dominado por esta espectacular iglesia luterana, la Hallgrímskirkja, que simula las columnas de basalto presentes en la geología volcánica islandesa. Fue construida entre 1945 y 1986.
Delante de la catedral se encuentra la imponente escultura dedicada al vikingo Leifur Eriksson, hijo de Erik el Rojo, que nació en Islandia y fue el primer europeo en descubrir el continente Americano, allá entre los siglos X y XI.
El interior es sobrio, sin ornamentos, su grandiosidad y belleza se debe a la perspectiva de sus altísimas columnas, los arcos apuntados, las bóvedas y esa intensa luz que se filtra a través de grandes vidrieras...
... todo ello genera una atmósfera especial de calma y silencio
El Perlan es un centro cultural instalado en esos seis grandes depósitos de almacenaje de aguas geotermales.
Interesante arquitectura vanguardista en el aprovechamiento de la estructura, tiendas, salas de exposiciones, un un restaurante giratorio bajo la cúpula
Y desde el mirador que circunda la semiesfera de cristal unas vistas espectaculares de la ciudad y su entorno
Cerca del Perlan está la playa de Nautholskik. La arena dorada fue llevada desde Marruecos y se construyó un dique para delimitar una zona de baño que, con el aporte de agua geotérmica, mantiene una temperatura de unos 19 grados (en verano el agua del mar está en unos fresquitos 13º).
Aún así parece que tiene más aceptación la piscina... la temperatura del agua geotermal ronda los 38º!!!
Para sentirnos plenamente integrados en la vida islandesa acudimos a disfrutar de uno de los complejos geotermales de la ciudad. Son lugares que ocupan mucho del tiempo de ocio y de la vida social de los islandeses, tanto en las surgencias en plena naturaleza como en instalaciones como esta y.... una verdadera delicia!
Los horarios son muy amplios, desde muy temprano en la mañana -muchos pasar por aquí antes de trabajar- hasta las 10 o las 11 de la noche, durante todo el año.
Los vestuarios están separados por sexos. Debes desnudarte totalmente y pasar a la zona de ducha común, donde necesariamente hay que utilizar el gel que está en los dispensadores y seguir escrupulosamente las instrucciones de los carteles sobre higiene corporal. Todo ello bajo la vigilancia de personas encargadas de que la limpieza sea a conciencia. La afluencia de personas y la limpieza de las instalaciones lo hacen razonable y se hace con absoluta naturalidad. Después ya puedes ponerte el bañador y acceder a las piscinas. Las hay cubiertas, al aire libre, con distintas temperaturas de agua, con burbujas y sin ellas... y todo esto con agua surgida de la tierra, con minerales, con olor a azufre y que deja la piel suave y el cuerpo y la mente relajados y en calma!. La siguiente foto la he sacado de la página del complejo pues dentro no se pueden tomar fotografías...
Y así, tan relajados como hemos quedado volvemos al hotel. Al día siguiente abandonamos Islandia y nos la llevamos en el corazón para siempre... y las ganas de volver.
No me queda más que agradecer a Álvar, mi hijo, el haber sido la compañía perfecta. Sin ti este viaje no habría sido lo mismo.Y también a ti, lector de este Cuaderno, por acompañarme en este segundo viaje virtual que ha sido como volver a vivirlo.
Gracias!!!!